El orégano, además de darle un toque riquísimo a nuestras comidas, es una hierba que se puede usar con fines estéticos. Por otro lado, es fácil obtenerlo y cultivarlo en casa, ya sea en el exterior o interior.
Para los tratamientos de belleza que describiremos a continuación se usan las hojitas y también las flores.
Debemos recolectarlo durante la floración, eligiendo los tallos más gruesos y separando las florcitas. Luego hay que ponerlos a secar por separado y a la sombra.
Una vez secos, se guardan en envases donde no llegue la luz (vidrios oscuros, plásticos gruesos no transparentes). Aunque también se puede usar fresco.
Cosmetológicamente se explotan dos de sus cualidades: astringencia y estimulación. Además, es un excelente fijador del bronceado si se aplica luego de la exposición al sol.
Si lo queremos usar como loción, debemos saber que actúa en pieles grasas maduras, cansadas y con aspecto envejecido. Estimula la circulación, ayudando a cerrar ligeramente los poros dilatados.
Para esto se necesitan 10 gramos de hojas de orégano secas y 200 cc de agua. Se colocan las hojas en el agua fría y se calienta la mezcla a fuego mínimo. Hacer hervir y luego filtrar con filtro para café (de papel o tela). Envasar, incorporándole 10 cc de alcohol medicinal.
Agitar y utilizar después de la limpieza diaria del cutis, por la mañana y la noche, aplicándola con un algodón humedecido.
Para aprovechar sus cualidades como fijador solar debemos mezclar 5 gramos de hojas frescas de orégano con 50 cc de agua y dejar hervir durante 5 minutos.
Una vez que la mezcla esté fría debemos filtrarla y utilizarla para humedecer la piel después de la exposición solar. Las hojas frescas pueden reemplazarse por 20 g de hojas secas.
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