La agroecología es uno de los cimientos de la permacultura. Es la modalidad de producción agrícola que no utiliza pesticidas, productos sanitarios, fungicidas, fertilizantes u otros compuestos obtenidos a partir de síntesis químicas; y que, por el contrario, investiga, promueve y utiliza prácticas racionales con los recursos naturales, sin poner en riesgo la salud de los humanos y de otros seres vivos y procurando la conservación y sustentabilidad de los agroecosistemas.
Es decir, son prácticas que se basan en mantener el equilibrio ecológico de los ecosistemas agrícolas, las que van desde el uso de abonos naturales, hasta la rotación y asociación de cultivos.
Uno de los objetivos de la permacultura en general y de la agroecología en particular es actuar de acuerdo a lo que el entorno ofrece. Por tanto, estos principios son perfectamente aplicables en todas las regiones, incluyendo las de duras condiciones climáticas, como la nuestra.
Minimizar enfermedades y plagas
El exceso de humedad en el invernadero, la contaminación y las malas prácticas, pueden ocasionar enfermedades o facilitar la llegada de plagas. Con la ayuda de “plantas útiles o protectoras” para el cultivo y la aplicación de algunos preparados de origen natural, se pueden evitar o minimizar algunos de estos problemas.
Las “plantas útiles”, aunque no siempre formarán parte de nuestra cosecha, son socias fundamentales si se trata de proteger al cultivo. Algunas de ellas suelen ser consideradas malas hierbas e incluso son retiradas en las labores de limpieza, pero si se ubican y controlan de manera adecuada, son de gran ayuda.
¿Cuáles escoger y cómo usarlas?
Antes de elegir qué plantas útiles nos ayudarán en nuestro cultivo, es necesario conocer sus propiedades básicas y el procedimiento que debemos seguir para obtener un resultado efectivo.
Lo primero es asegurarnos del origen de la planta. Principalmente, que no tenga plagas. Para eso consultaremos y observaremos su estado, cuidando que el transporte y el trasplante sean los propicios.
Lo segundo es trabajar con las proporciones indicadas, no más ni menos, ya que un descuido puede transformar a nuestra “socia vegetal” en una mala hierba indeseada. A continuación revisemos algunas plantas útiles y sus beneficios:
– Ruda: Conocida es la creencia de que las hojas de ruda “evitan los espíritus malignos”. Si se trata de insectos no deseados, esta premisa resulta bastante cierta. La ruda suele usarse como repelente al colocarla al lado de la planta sensible o en los bordes y esquinas del invernadero. La hortiga también es una planta protectora con efectos similares a la ruda.
– Tomillo: Usada de manera similar a la ruda, aleja a mariposas.
– Caléndula: Su presencia tiene un efecto repelente contra nematodos (gusanos microscópicos que parasitan las raíces).
– Albahaca: Plantada junto al tomate, ayuda a repeler insectos que lo atacan.
Preparados medicinales para cultivos agroecológicos
Podemos complementar la labor de las plantas útiles con remedios caseros, los que mejoran la fertilidad del suelo e incrementan el vigor de los cultivos.
Ponga atención a las siguientes recetas:
– Diente de león: Es una planta rastrera común, de flor amarilla y hoja en forma de lengua acerada. Suele encontrársela en combinación con el pasto. Se utilizan 2 kg frescos o 150 g secos, para 10 litros de agua. Se riega sobre el cultivo, directamente en la planta o en el suelo. Puede suministrarse en otoño. Estimula el crecimiento y mejora la calidad del suelo.
– Cáscaras de cebolla o ajo: En la preparación se usan 2 kg frescos o 200 g secos para 10 litros de agua (para regar puede diluirse en 20 partes de agua). Estimula y fortalece el cultivo, previene hongos y aleja insectos dañinos (por ejemplo el pulgón). Se puede aplicar todo el año, de preferencia en la mañana.
– Cola de caballo o limpia plata: Se requiere 1 kg fresco o 150 g secos para 10 litros de agua (para aplicar se puede diluir en 5 partes). Es útil para fortalecer y prevenir enfermedades producidas por hongos y ciertos virus; principalmente en ají, tomates y papas. Se rocía antes de sembrar sobre el suelo y después sobre las plantas.
– Cenizas de la leña: Al esparcirlas alrededor de repollos, lechugas y coliflores, se logra alejar a las babosas y caracoles.