La permacultura agrupa una serie de prácticas que buscan el uso sano y adecuado de la tierra y sus recursos naturales, aprovechando de manera eficiente las características del entorno local.
En la primera y segunda parte de esta serie de artículos abordamos de manera general el concepto de permacultura, su origen, sus principios y algunos consejos para una planificación eficiente del terreno y la vivienda.
En esta entrega conoceremos algunas labores para recibir preparados la temporada invernal, beneficiándonos de lo que la época estival nos deja.
Conservar los alimentos y sus propiedades
En verano la naturaleza pone a nuestra disposición flores, frutos, raíces y hojas frescas, que con un adecuado tratamiento y almacenamiento pueden guardar sus propiedades hasta ser usadas en el invierno. Existen diferentes posibilidades para conservar alimentos, siendo las más conocidas la deshidratación, las conservas y la congelación. También existen otras opciones, como el colgado y el guardado entre paja o arena.
– Deshidratación: Se pueden deshidratar todo tipo de productos: verduras, frutas, legumbres, hierbas aromáticas e incluso carnes (que pueden aliñarse previamente). Durante la deshidratación se elimina el agua de los alimentos gracias a la circulación de aire caliente a través de ellos. Existen variados deshidratadores, algunos de fácil confección y bajo costo; construidos con madera, restos de metal, cartón y otros materiales reutilizables.
– Cuelgas o colgados: La conservación por “cuelgas” o “colgados” requiere de lugares frescos, oscuros y bien ventilados. Este método es Ideal para conservar hierbas medicinales, pero también resulta con frutos como tomates, ajíes y pimientos.
– Cubrir con fibras de paja o turba: Esta técnica de conservación de hortalizas frescas colocándolas en cajas, en capas superpuestas y cubiertas de paja, arena o turba (musgo pom pom) permite conservar durante meses zanahorias, papas, betarragas e incluso repollos.
– Conservas: Se trata de una de las técnicas de conservación más usadas en nuestro medio. No sólo podemos fabricar conservas dulces, sino también saladas en aceite (picados de queso, tomate, morrón, apio, arvejas, pepinos, choclos) y en vinagre (coliflor, brócoli, repollo y otros). Si queremos conservar limones y otros cítricos podemos recurrir a las conservas con sal gruesa.
Realizar labores de limpieza y reparación
La época estival es ideal para la limpieza de canaletas, acequias, pozos y también para el mantenimiento de estufas y cocinas. En el exterior es recomendable revisar y reparar cercos, techos, radieres y otras estructuras que suelen cubrirse de excesiva vegetación.
Reforzar invernaderos y galpones
Para un adecuado funcionamiento de los invernaderos en invierno, es importante revisarlos y reforzarlos al final del verano. Aquí algunos consejos:
– Revisión externa: Poner especial atención en la estabilidad del terreno y del invernadero, de manera que pueda resistir los fuertes temporales. Revisar los pies derechos, apuntalarlos si es necesario usando estacas o clavos. Revisar si su conservación es adecuada: si no existen daños por exceso de humedad podrán resistir la siguiente temporada. Desmalezar los contornos. Revisar y reparar ventanas, lucarnas y puertas.
– Revisión interna: Poner cuidado en los excesos de humedad, ventilando frecuentemente el invernadero principalmente al mediodía. Observar y reparar los sectores que presenten roturas o desgastes del polietileno.
– Temperatura: En invierno, si no se cuenta con fuentes para elevar la temperatura al interior de un invernadero (tambor de aserrín u otras), es posible recurrir a prácticas simples como el uso de dobles acolchados plásticos, dobles vidrios o garrafas colocadas sobre plantas sensibles.
Los plásticos acolchados con burbujas son comunes en envoltorios de artefactos eléctricos, por lo que pueden reutilizarse o conseguirse como material de deshecho en tiendas. Estos acolchados sirven para crear cobertizos pequeños al interior del invernadero. También son útiles las garrafas de plástico con la base cortada, ambos pueden colocarse en los días más fríos o en las noches.
Lo fundamental en la aplicación de estas prácticas es realizarlas con suficiente anticipación y dedicación, de modo que recibamos el invierno sin contratiempos.