Se tiende a hablar de las empresas como entes inanimados, pero lo cierto es que son hombres y mujeres los que las hacen funcionar día a día. En el caso de la Piscícola Hornopirén, actualmente son 58 los trabajadores/as, divididos en 6 unidades, los que se preocupan de que los procesos de esta planta se cumplan de manera adecuada. Todos, muy enfocados en aportar para que Salmones Friosur, la empresa madre, se convierta en la mejor productora de salmón del mundo, tal como lo dice el lema de su visión.
Entrevistamos a algunos de ellos para conocer más sobre sus jornadas laborales y sus vidas, partiendo por aquellos que llevan más años en esta empresa. Un ejemplo es Adriana Montiel, quien trabaja desde el 2005 en esta piscícola. “Ahora estoy en alevinaje, pero cuando llegué entré a administración. En ese entonces no había nada, empezamos a armar las oficinas y a ordenar todo el tema… Ahí estuve 4 años, hasta que pasé a alevinaje. Acá llegan los peces después de pasar por las salas de incubación, así que nosotros somos los encargados de darles su primera alimentación”, cuenta.
En total son 7 los trabajadores que, con un sistema de turnos de 9 días de trabajo por tres libres, se preocupan del cuidado de más de 3 millones de alevines. “Una buena responsabilidad”, según Adriana Montiel, quien agrega que “me encanta mi pega, me gustan los peces, si no fuera así no estaría acá. Llegué sabiendo casi nada, pero la empresa me ha dado muchas oportunidades y siempre he tenido buenos jefes que me han enseñado con paciencia. Y yo también he aprendido rápido, porque el proceso así lo requiere, trabajamos con seres vivos y tenemos que preocuparnos constantemente de ellos”.
Entre sus labores diarias, Adriana y sus compañeros alimentan a los peces, extraen la mortalidad por las noches y en las mañanas la cuentan y clasifican según las causas probables. En el caso de las enfermedades, dan la primera alarma al veterinario y ayudan a sus supervisores a aplicarles los tratamientos a los peces.
Respecto a lo que ha significado este trabajo para su vida, Adriana Montiel, esposa del Concejal Rolando Uribe, dice que “antes de entrar acá me dediqué a criar a mis tres hijos, pero una vez que crecieron quise trabajar para tener más independencia. Ganarse la plata es diferente a pedirla, además, te sube la autoestima el sentir que uno sirve para algo diferente a las labores de la casa”.
Velando por el buen funcionamiento de la planta
Otro de los funcionarios más antiguos es Pablo Werner, quien también lleva 7 años en la empresa. Su cargo es el de asistente de mantención. “Nuestra labor es asegurar que los equipos estén en excelentes condiciones. Nuestra sección es como la columna vertebral de la empresa, porque cualquier falla afecta al proceso de crianza. Nosotros tenemos que evitar que los peces se estresen por esas causas”, acota.
Ellos se ocupan también del correcto funcionamiento de la planta de afluentes. “Después de pasar por los estanques, el agua va con una carga de fecas, alimentos, etc., y el objetivo de los filtros es que sólo el agua limpia vuelva al río. Lo sólido se va hacia la planta de tratamiento. Además manejamos el ensilaje, es decir la mortalidad de los peces, para enviarla a Pacific Star, empresa que se encarga de eso. Nuestra labor tiene mucho que ver con el tema medioambiental, por eso trabajamos en conjunto con Miguel Jiménez, asistente de sistemas de gestión y medio ambiente”, añade.
La preocupación por el entorno de la que habla Pablo implica también el cuidado de la relación con la comunidad que los rodea. “Hemos solucionado los problemas que teníamos invirtiendo fuertemente para mejorar nuestro sistema de producción, lo que ha redundado en ríos limpios, en la reducción de los malos olores, entre otros. Además, emprendemos ayudas sociales, como por ejemplo con nuestra vecina Sonia Barrientos, a quien le instalamos un hidropack para que tuviera agua en su casa y no tuviera que ir a buscarla con un balde al río”, expresa este trabajador oriundo de Osorno que estudió electromecánica en Argentina y que llegó hace 15 años a Hornopirén, donde partió desempeñándose en una piscicultura, luego en Ventisqueros, después en un proyecto municipal para poner generadores en el Fiordo de Cumau, para finalmente llegar a la Piscícola Hornopirén.
Conozca más historias de trabajadores en la próxima edición.