En 1970 aproximadamente, cuando no había caminos en la comuna y en Río Negro Hornopirén había apenas unas casas, llegó a la localidad de Hualaihué el primer paramédico de la zona, Abraham Ulloa. Se suponía que el pueblo de Hualaihué iba a ser el centro de la comuna. Eso era lo más lógico considerando que en esa época la principal vía de transporte era la marítima.
Quisimos saber más acerca de este hombre que es recordado por muchos habitantes de la comuna como una persona bondadosa y trabajadora, que nunca dejó de atender a nadie y que estaba dispuesto a partir en caballo o en lancha a cualquier hora con tal de traer un niño al mundo o salvarle la vida a alguien. Para esto fuimos a su casa en Hualaihué y conversamos con su viuda y otras personas.
“Don Abraham fue una muy buena persona en todo sentido, atendía a todos por igual y además era buen amigo y buen vecino, hasta lo tuve de pensionista un tiempo. Atendió a mi hermano cuando estuvo enfermo y en realidad hacía de todo, de matrón, de doctor, de todo, porque era el único que trabajaba en salud en ese tiempo”, recuerda Iris Hernández, habitante de Hualaihué.
“El trabajaba las 24 horas del día. No importaba si eran las dos o las tres de la mañana, si había una urgencia él partía”, confirma Cristina Almonacid, su viuda. 28 años menor que él y oriunda de Ilque, se conocieron en Puerto Montt a fines de los años ’70. Cuando ella se fue a vivir con él a Hualaihué, Abraham ya llevaba cerca de diez años trabajando en la comuna.
“Como era el único, le tocaba hacer de todo y atender a gente de todas partes, desde Cholgo hasta Contao. Le mandaban caballos para que él fuera a ver a los pacientes cuando estaban muy graves. Hasta de cerca de Chaitén venían personas que sabían que acá había alguien que los podía salvar si estaban muy mal”, recuerda Cristina.
Castro, Santiago, Melinka y Hualaihué
Cristina nos cuenta que Abraham Ulloa empezó trabajando en el Hospital de Castro, donde hizo su práctica. Luego estuvo un tiempo en el Hospital de Puerto Montt (en el antiguo) y posteriormente en el Hospital del Salvador de Santiago, donde conoció a su primera esposa y formó familia.
Tras separarse de su primera mujer partió a trabajar a Melinka, donde estuvo seis años. Finalmente lo destinaron a Hualaihué, donde se quedó hasta que murió, a los 78 años, producto de un daño hepático. “Cuando llegué, la ronda médica venía (en el “Cirujano Videla”) cada tres meses. Después, una vez al mes. Esos días atendían a entre 90 y 110 pacientes”, relata Cristina.
Don Abraham trabajó hasta 1990 en la posta de Hualaihué, la que fue repuesta por la actual en 1994. Trasladaba a Puerto Montt a los pacientes más graves (en lancha o incluso en avión), mientras que los que requerían de cuidados menores se quedaban en casas vecinas a la posta que hacían las veces de hospital, porque en la posta no había más que una camilla y la cama del paramédico.
Miriam Silva, la paramédico que actualmente atiende en la Posta Rural de Hualaihué, llegó en 1995. Cuenta que en ese entonces, y pese a estar ella en la posta, mucha gente seguía yendo donde don Abraham. “Las personas le tenían fe, confianza y él hasta recetaba remedios. Yo tuve la suerte de conocerlo, él me contaba sus experiencias, conversábamos harto. Siempre fue muy lúcido, hasta que su enfermedad se agravó y posteriormente falleció, hace cuatro años”, evoca Miriam.
Ella dice que, a pesar de que durante los ’80 y ’90 se fueron instalando las otras postas rurales de la comuna (en Hornopirén, Contao, Aulen y Rolecha), por varios años mucha gente siguió yendo a Hualaihué a atenderse con Abraham Ulloa. “Se dice que era un muy buen paramédico y de que personas de las islas y de todas partes venían para acá a verlo a él. Sé que salvó muchas vidas y atendió montones de partos”.