Por Federico Viertel, psicólogo de la Escuela Antupirén
La crianza de los hijos conlleva en muchas ocasiones sentimientos encontrados: desde el amor más profundo y total, hasta la frustración y la ira. Cada día, poco a poco, nuestros hijos van aprendiendo nuevas habilidades. Al superar retos, se sienten ansiosos y excitados ante la posibilidad de usar sus nuevas capacidades y talentos. La necesidad de exploración implica una constante puesta a prueba de los límites, tanto de ellos y de las cosas, como de sus padres.
A veces es difícil educar a un niño de corta edad, pero es posible hacerlo. Establecer normas y límites mientras su hijo está aprendiendo qué comportamientos son aceptables, ayudará a evitar problemas mayores en el futuro. Éstas son algunas estrategias a tomar en consideración:
Coherencia
Los padres que no respetan las normas y las consecuencias que establecen, tienen hijos que tampoco las respetan. Por ejemplo, si le dice a su hijo que va a estar sin jugar durante un rato como consecuencia de su mal comportamiento, asegúrese de cumplirlo. Si hace alguna advertencia, manténgala hasta el final. Las amenazas y promesas vacías disminuyen su autoridad. No olvide que los niños aprenden observando a los adultos, especialmente a los padres. Así que asegúrese de que su comportamiento pueda servirle como modelo. Cuando le pida a su hijo/a que recoja los juguetes, será mucho más convincente si sus propias cosas están ordenadas.
Control de las tentaciones
Los niños son curiosos por naturaleza, por lo que es una buena idea eliminar las tentaciones siempre que sea posible. Esto significa que aparatos como televisores, teléfonos celulares y electrodomésticos deben mantenerse fuera de su alcance, así como joyas, botones y cosas pequeñas que los niños pueden meterse en la boca. Lo mismo con los medicamentos y los productos de limpieza.
Distracción
Si su hijo se dirige hacia algún objeto que pueda ser peligroso o no apto para jugar, dígale con tranquilidad “No”, y aparte al niño de esa zona o distráigalo con alguna otra actividad. Evite llamarle la atención a través de golpes, porque los niños no pueden establecer una conexión entre el comportamiento y el castigo físico. El mensaje que le comunica cuando le da un golpe es que está bien golpear a alguien cuando se está enojado. Recuerde que ud. tiene el control físico de la situación, así como el control afectivo y material. Puede demostrar su enojo o desaprobación de manera verbal, con instantes de silencio o a través de penitencias.
Penitencia
Si necesita tomar alguna medida para disciplinar a su hijo/a, puede hacer que se quede un rato en silencio y sin jugar en otro lugar. A un niño de 2 ó 3 años que ha estado pegando, mordiendo o tirando la comida, se le debe decir por qué su comportamiento es inaceptable y llevarlo a una silla en la cocina, al peldaño de una escalera o a otro lugar designado especialmente para el castigo de quedarse un rato en silencio y sin jugar durante un minuto o dos, para que se calme. Por lo general, 1 minuto por cada año de edad es una buena norma para estas sanciones. Alargar este tiempo no añade ningún beneficio y a veces puede arruinar sus esfuerzos si su hijo se levanta (y se niega a volver) antes de que usted indique que el tiempo de la expulsión ha terminado.
Cómo evitar las pataletas
Incluso los niños que mejor se portan tienen alguna pataleta de vez en cuando. Las pataletas son comunes en los niños pequeños porque éstos pueden entender más de lo que pueden expresar y a menudo se sienten frustrados por no poder manifestar sus necesidades. También se frustran cuando no pueden ganar en un juego o no logran hacer lo mismo que un hermano mayor. Las luchas de poder pueden producirse cuando su hijo/a quiere más independencia y autonomía demasiado pronto. La mejor manera abordar las pataletas es evitarlas, siempre que sea posible. Éstas son algunas estrategias que pueden ayudar:
– Darse cuenta de si su hijo/a está intentando simplemente llamar la atención. Intente establecer un hábito para reconocer a su hijo cuando se porta bien, es decir, recompénselo con atención por su buen comportamiento. Si busca atención, recordarle las recompensas por portarse bien. Debe evitarse el calmar la pataleta recompensándola.
– Permita a su hijo/a controlar pequeñas cosas. Esto puede satisfacer su necesidad de independencia y prevenir las pataletas. Deje que tome algunas decisiones pequeñas que usted pueda respetar, como, por ejemplo: “¿Qué quieres para comer: una manzana o un plátano?”.
– Cuando los niños estén jugando o intentando aprender algo nuevo, ofrézcales juguetes y juegos adecuados para su edad. Empiece con algo sencillo antes de pasar a tareas más complejas.
– Reflexione sobre lo que su hijo quiere. ¿Le parece intolerable? Quizá no lo sea. Elija cuándo quiera mostrarse firme y ceda cuando pueda hacerlo.
– Conozca los límites de su hijo. Si sabe que está cansado, no es el mejor momento para ir a comprar o para apurarse para hacer otro trámite.
Cuando las pataletas explotan
Si su hijo/a estalla en una pataleta, manténgase frío. No complique la situación con su propia frustración. Los hijos pueden sentir cuando los padres están agotados y esto puede aumentar aún más su frustración. Intente entender qué le está pasando a su hijo/a. Por ejemplo, si el pequeño acaba de tener una gran decepción, puede que necesite que lo consuele.
Ignorar las pataletas es otra manera de enfrentarlas, siempre que el berrinche no represente ninguna amenaza para su hijo o para los demás. Continúe con sus actividades, sin prestar ninguna atención al niño/a, pero de manera que pueda seguir viéndolo. Si hay algún peligro de que el niño/a se haga daño a sí mismo o a otros, llévelo a algún lugar tranquilo y seguro para que se tranquilice.
A algunos niños les cuesta mucho parar una pataleta. En estos casos, se les puede tranquilizar si se les dice: “Te ayudaré a calmarte”. Pero, sea lo que sea que haga, no recompense a su hijo dándole lo que quiere. En vez de eso, elógielo verbalmente por calmarse. A medida que su capacidad de expresarse a través del lenguaje mejora, los niños empiezan a manejar mejor la frustración y las pataletas se hacen menos frecuentes.