Por Pamela Barrientos Hernández & Marco Tamayo Quilodrán
Durante los últimos años se ha realizado en Hualaihué un esfuerzo importante de revalorización de sus raíces, tradiciones y herencias. Desde el trabajo municipal al independiente, se ha levantado un movimiento con destacadas actividades y proyectos vinculados a la conservación y difusión del patrimonio cultural. De este modo, iniciativas artísticas y culturales se posicionan como un despertar.
El Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, a través de los Fondos Cultura FONDART y Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura, premió a cuatro proyectos de la comuna para el año 2011. Entre ellos, la primera investigación sobre mujeres de Hualaihué, titulada Recolectoras de Sueños: Mujeres en la Historia de Hualaihué, Pu Zomo Xapümpelu pewmagen Hualaihué ñi Kuyfi Zugu Mew.
Como responsables de este proyecto, creemos que, a pesar del incipiente impulso hacia el rescate patrimonial y temáticas culturales, todavía existe mucho trabajo por hacer, especialmente en lo que respecta a poner en valor la temática de la mujer.
La investigación compromete a un equipo de profesionales del área de la antropología, la fotografía, el diseño y la educación intercultural, con la colaboración de la Universidad Austral de Chile, DAEM de Hualaihué, Museo Juan Pablo II de Puerto Montt y Revista La Tejuela.
Desde el mes marzo se ha recorrido la comuna conociendo y entrevistando a diversas mujeres, desde sabias ancianas hasta jóvenes mujeres en notables emprendimientos laborales. Nos hemos encontrado con enormes sorpresas en cada localidad, no sólo en el ámbito del trabajo sino también en el arte, la política y la religiosidad. Tuvimos el agrado de conocer hermosas historias de sacrificio que sin lugar a dudas merecen un reconocimiento mayor.
En general, el objetivo del proyecto es rescatar y documentar los papeles de las mujeres en la historia de Hualaihué en relación a sus saberes y oficios, además de conocer los roles productivos y simbólicos que han desempeñado dentro del territorio.
El por qué
La idea que nos movilizó a iniciar esta investigación es conocer cómo el trabajo de las mujeres ha contribuido a darle vida a Hualaihué. Las causa de que aún no haya un desarrollo potente en cuanto a representación de la mujer en la historia local, radica en un problema de interpretación y comprensión de la cultura, tanto de quienes trabajamos levantando propuestas de investigación, como de la propia idiosincrasia local.
Es común que, cuando los habitantes de la comuna se refieren a los íconos identitarios que los representan, mencionen a “los tejueleros”, a “los pescadores”, a “los maestros de ribera” y a “los colonos”. Todos, conceptos relacionados a oficios definidos en masculino. Esta representación androcéntrica (centrada en el papel del hombre) deja invisibilizada las prácticas, roles y saberes de las mujeres.
Cuando se refieren a los tejueleros no se hace alusión al desempeño de la mujer, la esposa y las hijas. Con los pescadores pasa lo mismo, de hecho ellas ni siquiera están simbólicamente aceptadas en el trabajo marino, con la excepción de “las recolectoras” y del espacio que hoy han ganado las dirigentas sindicales. Para el caso de los constructores de ribera, sólo se toman en cuenta a los maestros y sus hijos. Por último, desde ya la palabra colono hace alusión a lo masculino, nunca apareciendo en el discurso y folclor el concepto de “colonas”.
Considerando este problema de representatividad e idiosincrasia, hemos buscado una perspectiva de interpretación que nos ayude a decir que colonas, alerceras, mariscadoras, pescadoras y cultivadoras son términos que debiéramos utilizar y validar para no hablar solamente en masculino. No se trata de desmerecer el aporte y trabajo que han hecho los hombres, sino de ver la historia con otra mirada, una que ponga al mismo nivel lo hecho por hombres y mujeres.
Campesinas, recolectoras y alerceras del ayer
La materialización de este trabajo se traduce en una publicación o libro de circulación regional; además de una itinerancia educativa por la comuna y en Puerto Montt, presentando los resultados acompañados de un montaje fotográfico. Actualmente, el proyecto se encuentra en la penúltima fase trabajo, es decir, la elaboración del material de difusión.
El libro contará con cuatro capítulos. En el primero, se narran antecedentes que nos acercan a la vida de las mujeres en el pasado, llamado Campesinas, Recolectoras y Alerceras: Condiciones y Relatos de Vida en el Hualaihué del Ayer. Mencionemos algunos relatos que describen las condiciones económicas que se vivían cuando Hualaihué era una selva impenetrable y cuando la única conexión con los centros económicos era por mar arriba de una lancha velera.
Así recuerda su primer viaje la señora Ana Villarroel junto a su madre: “Salimos en lancha velera, la lancha que le digo que era de finao don Enrique Marín, y ahí mi mamá fue a vender papas y de ahí ella trajo todas la cosas abundantes, antes la hierba venía en barricas, enormes barricas, la azúcar en bolsa, la sal también en bolsa, en bolsas grandes como bolsas paperas, no como ahora, en esos años todas las cosas las traía para el año casi, una vez al año se salía”.
Antiguamente, la economía se basaba en la mediana agricultura (hoy casi olvidada) y la extracción de alerce. La extracción de tejuelas de modo artesanal era labor de mujeres y hombres, según lo relata doña Olga Paillán: “Yo ayudaba a bajar las tejuelas al hombro. Cualquier cantidad de tejuelas en mi hombro para bajar, de ahí de ese cerro. Yo con mi hermana bajaba como 5 tejuelas y Antonio como tres no más, porque ya no podíamos más en esos años”.
Años más tarde comienzan a llegar las lanchas calbucanas compradoras de mariscos, trayendo en sus embarcaciones un verdadero comercio flotante, así lo describe la señora María Hueicha: “Sipo, nosotros con la fina mi mamá, que en paz descanse, a las cuatro o cinco de la mañana estábamos en la playa mariscando porque pasaban las lanchas, la Goleta Cóndor, otras lanchas chicas, la Sirena, la Real, todas esas recibían choros, pero la Cóndor era más porque esa traía las mercaderías, era un almacén andando arriba del mar, de los fósforos para arriba de todas las cosas más principales pa’ la casa, y nosotros entregábamos”.
Como se puede apreciar, antes de la industrialización forestal, la pesca de merluza y las actividades de acuicultura y salmonicultura, las condiciones económicas eran otras, y en cada una de ellas brillaban las mujeres, que, además de madres, cumplían con muchos otros roles.
De niñas a madres
El segundo capítulo, titulado De Nacimientos, Crecimientos y Muertes: El Ciclo de la Maternidad en la vida de las Mujeres de Hualaihué, busca relevar el valor de ser madre en un lugar tan aislado y extremo. María Báez nos dice: “Yo no fui adolescente, yo de niña pasé a ser mamá, fui mamá de mis hermanos”.
Muchas mujeres de la comuna pasaron de ser niñas a madres. Sin embargo, la historia de estas mujeres no está marcada sólo por traer vida al mundo. La maternidad completaba su ciclo cuando muchas de ellas se encargaban también de oficiar como parteras. La señora Eudalia González dice que todas las mujeres tienen una hora de parto, y que es importante respetar los tiempos de cada una, para así no apurar ni retrasar el nacimiento de la nueva vida. Ella recuerda cómo aprendió: “Había una abuelita que ella sacaba con bien a las mujeres y ella me dijo, ven mijita para que aprendas, no es para ganar dinero sino para prestar auxilio a las personas que lo necesitan”.
Desde mariscadoras a comerciantes
El tercer capítulo, Oficios y Saberes de Hualaihué, trata sobre los quehaceres tradicionales de la mujer rural y los nuevos desafíos. La identidad de la mujer en Hualaihué es ser trabajadora, luchadora, conocedora del mar y de la tierra, abastecedora del alimento, creadora y diseñadora del abrigo que cobija a hijas, hijos y esposos. La señora Sofía González experimentó su niñez trabajando: “Yo de 10 años, ya trabajaba, aquí íbamos a mariscar, porque antes se vendían los mariscos, venían lanchas de Calbuco a recibir mariscos, y toda la gente trabajaba en eso”.
En Aulen existía una fábrica de conservas llamada Reina del Mar. Doralisa (Lola) cuenta que “ahí trabajaba la mayoría de la gente, mariscaban… de lo que se vivía era de los mariscos, ahí trabajaban más que nada mujeres… de eso se vivía, yo empecé a los 12 años y mis hermanas también. En la fábrica habían etapas donde los llevaban, los cocían y los desconchaban, nosotros que éramos las temporeras digamos las más chicas los desconchábamos, las mujeres que llevaban más tiempo y con más experiencia estaban adentro de la fábrica y limpiaban el marisco y hacían conservas y pastas”. Desde pequeñas conocieron un trabajo que en muchos casos todavía se mantiene.
Trascendiendo épocas y generaciones, el comercio es una actividad desempeñada por mujeres tanto en el pasado como en la actualidad, vendiendo alimentos, abarrotes o trabajando en turismo, junto a los tradicionales oficios de cestería, hilado y recolección de orilla.
Carmen Gallardo lleva a cabo un ejemplo de iniciativa laboral que involucra a toda su familia. Cada día se levanta junto su marido José a las 3:30 AM, para preparar los alimentos que serán ofrecidos en los buses hacia y desde Puerto Montt a partir de las 6:00 AM, volviendo a casa a eso de las 20:00 horas. Carmen ha creado un círculo de trabajo familiar, con empleos estables para las mujeres de su familia.
Durante el 2011, Angélica Vargas Uribe de la Poza implementa una panadería, donde hace diferentes tipos de panes, tortas y pasteles. En otro sector, aprovechando los recursos que nos entrega el mar, está el emprendimiento de Cecilia Barrientos de Caleta El Manzano. Su proyecto es comercializar pescados y mariscos sellados al vacío. Para ello requiere de un espacio apto y visado por la Autoridad Sanitaria. “Yo lo que quiero lo tengo que lograr, lo tengo que conseguir de alguna manera. Yo me arriesgo no más, tengo que cruzar el río”.
A la hora de almorzar en Hornopirén está el local de María Montiel, quien comenzó su negocio integrándose a un grupo de mujeres de su barrio. Con ellas arrendaron un espacio en el Mercado Típico e instalaron una cocinería.
En el sector de Chaqueihua, hace 10 años, la señora María del Tránsito García Uribe, más conocida como “la Tato”, cuenta su experiencia: “Un día cualquiera vino una persona para saber si podíamos trabajar en turismo, y yo no sabía qué decir porque sentía que no tenía nada que ofrecer, y después empezó a llegar gente y me fue bien, servía onces en el patio con un tablón, nada más y dije la cosa está para más, y empecé poco a poco a construir y ahora estoy como estoy, y sigo trabajando y soy feliz con lo que tengo y con lo que hago”. No se imaginaba lo que pasaría 10 años después: hoy tiene su Restaurant Onde la Tato y ofrece alojamiento, camping y visitas guiadas a las cascadas dentro de su predio.
En la esfera pública
El último capitulo se centra en las actividades de la esfera pública, donde las mujeres ejercen su derechos, saberes y profesiones. Sus labores como dirigentas, concejalas, profesoras, educadoras, fiscales, folcloristas y artistas vienen a complementar los trabajos tradicionales.
Por ejemplo, las sacrificadas profesoras de ayer y hoy, que tienen la hermosa tarea de motivar y educar a las generaciones de niños/as. Como el caso de María Covasich: “En ese tiempo habíamos como 25 profesores en la comuna, estoy hablando del año 65. Cuando empecé a trabajar, 3 meses me mandaron a Huinay, donde al final estuve como 5 años (…) Uno tenía que salir en puro bote a remo, de Huinay a Llancahué para tomar la lancha, no era como ahora que uno anda en bote a motor y todo, antes no, era todo a remo”.
En el ámbito político, tenemos mujeres que se han ganado un espacio en el gobierno local. Por ejemplo, la señora Rosa Romero, actualmente a cargo de la Oficina Municipal en Contao: “Cuando estuve en SACOR (la antigua Sociedad Agrícola Corporación de Fomento de la Producción y Compañía Limitada, creada por la CORFO en 1964), estuve como dirigente de un sindicato de trabajadores, después estuve como presidenta en el comité de salud y en la junta de vecinos por muchos años como presidenta. Y así siempre estuve metida en la formación de organizaciones comunitarias, donde se podía aportar algo”. En el año 2001 representa a Palena como mujer destacada y también ha trabajado como concejala municipal.
Otra luchadora es Gladys Alvarado, quien dice sentir inquietud por la participación social y política, incursionando seriamente como concejala en dos periodos y como dirigenta de los pescadores artesanales.
Las mujeres en Hualaihué han debido luchar por sus espacios y derechos, demostrando, con coraje, sus habilidades, para ser respetadas y valoradas por sus pares masculinos. Tal es el caso del Sindicato de Pescadores La Sirenita de la localidad de Pichicolo, liderado desde el 2000 por María White (en portada), una mujer que con brazo fuerte y empuje ha sacado adelante el rol dirigencial en un rubro tan machista como lo es la pesca artesanal.
Otro ejemplo es Nisia Bartsch, quien actualmente es primera directora de la Federación de Pescadores Artesanales de la comuna de Hualaihué. Como ellas, muchas mujeres se comprometen con el desarrollo comunal, a veces postergando feriados e incluso a su familia, con tal de luchar por sus ideales y responsabilidad social.
Para finalizar…
Esperamos que este resumen de nuestro trabajo sea un incentivo para valorar socialmente a lo largo de todo el país a nuestras madres, compañeras, hermanas e hijas. Para fin de año se espera finalizar con este proyecto que nos ha permitido conocer muchas historias, algunas muy tristes, de mujeres de gran valor que no son reconocidas por sus familias y localidades.
Esta investigación es un grito por que se respeten y aprecien más las múltiples labores que cada mujer realiza diariamente. Independiente de si son actividades remuneradas o no, por el solo hecho de hacerlas con amor y dedicación, nuestras mujeres merecen nuestro más sincero respeto.