Por Flavia Labbé S. y Marian Zink P.
Gonzalo Martínez: 20 años de fructífera trayectoria en el mundo de las historietas
Gonzalo Martínez ha publicado novelas gráficas y comics de gran éxito, tanto en Chile como en el extranjero. Sus inicios como artista del cómic se remontan a la tira Horacio y el Profesor, que hizo por casi 10 años para la Revista Siglo 21 del diario El Mercurio, la primera oportunidad que se le dio para crear una historieta “a sus anchas”.
Entre sus novelas gráficas podemos mencionar Quique Hache Detective, adaptación al cómic del libro homónimo de Sergio Gómez; y Road Story, cuyo guión adaptó de un cuento de Alberto Fuguet y que para muchos es considerada la primera novela gráfica chilena.
Actualmente se encuentra trabajando en la novela gráfica Heredia Detective, creación colectiva basada en el personaje de Ramón Díaz Eterovic, que va a ser publicada por LOM Ediciones a fines de este año.
Junto a Francisco Ortega está desarrollando la novela Mocha Dick, que será publicada por Norma en los próximos meses. A nivel internacional, acaba de empezar a dibujar una comedia de corte fantástico llamada Inspiration Duncans para una editorial neozelandesa.
Arquitecto de profesión, artista del cómic por vocación
A los 3 años corría por la casa dibujando en las paredes y hojeando tiras cómicas cuando aún no aprendía a leer ni escribir. Nació y creció rodeado de comics. Difícil iba a ser, entonces, que éstos no incidieran profundamente en su vida. Fue sólo cuestión de tiempo para que empezara a hacer sus propias historias y dibujarlas.
-¿Qué surgió primero, el dibujo o la narración de historias?
-La narración de historias a través de dibujos. Siempre que, cuando niño, dibujaba, lo hacía con una historia en mente. Nunca fui un “artista plástico”, siempre vi al dibujo como una herramienta para contar historias, transmitir emociones.
A pesar de que todo parecía apuntar a la ilustración y al cómic, Gonzalo Martínez se tituló como arquitecto de la Universidad de Chile. Ejerció por varios años esta profesión. Pero nunca se alejó del cómic. “Desde 1987 he estado publicando historietas de manera más o menos regular. Las desarrollaba como una actividad paralela a la arquitectura, dibujaba en las tardes o los fines de semana y llegué a aprovechar mis vacaciones para desarrollar proyectos más grandes”, recuerda.
-El 2003 dejaste definitivamente la arquitectura para dedicarte a las historietas, ¿qué te impulsó a tomar esta decisión?
-La crisis de los 40… Hablando en serio, por allá por el año 2001 empecé a publicar en USA y me di cuenta que ahí había un mercado laboral. El potencial económico era menor al que yo estaba acostumbrado, pero definitivamente había alguna posibilidad de dedicarse por completo a esto. Por otro lado, desde el punto de vista artístico, me di cuenta de que mi trabajo no era bueno, o no lo suficientemente bueno. Para conseguir un nivel con el que me sintiera mínimamente conforme, necesitaba darle más tiempo a la historieta y ojalá tiempo de calidad y no las neuronas desgastadas de la tarde o del fin de semana. Finalmente, cuando me di cuenta de que deseaba que mi día laboral como arquitecto se acabara luego para irme a la casa; y que durante la semana quería que el viernes llegara pronto, vi que, en el fondo, estaba queriendo que mi vida se fuera más rápido y eso me provocó horror. Por esto, básicamente, decidí dedicarme completamente a la historieta. Una mezcla de amor, oportunidad y conciencia de la muerte. La vida es una y hay que aprovecharla en desarrollar aquello que amamos.
Decidió perfeccionarse y envió muestras de su trabajo a distintas editoriales norteamericanas. La respuesta no fue inmediata, pero llegó. “Comencé colaborando en proyectos sin fines de lucro para afianzar mi estilo y construir un volumen de obra que diera garantías a los editores. Luego de ello, me dediqué a escribirles a todos y cada uno de los editores que, a través de sus sitios web, abrían la posibilidad de recibir propuestas. De a poco, si uno es constante y se preocupa por mejorar la calidad, las puertas se empiezan a abrir”.
Desde entonces, su trabajo en el extranjero se ha ido consolidando año a año, siendo publicado por varias editoriales estadounidenses, como Avatar Press, Alias Enterprises, Forcewërks y Arrow Publications.
A pesar de su éxito, Gonzalo Martínez admite que nada es fácil cuando se trata de este rubro. Coincide con el conocido historietista español Carlos Giménez, quien se refiere a esta profesión como “una novia fea, sucia, poco honrada y que te trata mal, pero a la que quieres y estás enamorado de ella”.
-¿Es muy sacrificado dedicarse a las historietas?
-En cualquier parte del mundo esta disciplina es sacrificada. Hacer historietas es como una maratón, es un oficio muy exigente y la gran mayoría de la gente que empieza en esto no alcanza a desarrollar el hábito de producción constante y dentro de los límites de tiempo que el oficio exige. Definitivamente, te tiene que gustar mucho, amarla en todas sus facetas. Si lo haces, eres tremendamente feliz, a pesar de los sacrificios, que finalmente no se ven como tales, sino como parte de “la pega”. Lo positivo es que en los últimos años se han multiplicado las oportunidades para los historietistas emergentes.
-¿Cuesta mucho ser exitoso, sobre todo en Chile, en esta profesión?
-Éxito. Habría que definir ese concepto. ¿Ser publicado? ¿Ser publicado por una editorial de prestigio? ¿Recibir buenas críticas por tu trabajo? ¿Recibir remuneración por las ventas de tu obra? ¿Que la remuneración que recibes por tu obra pague el tiempo que le dedicaste? Publicar es sencillo, el resto es más bien complicado. Que las ventas paguen el tiempo invertido en desarrollar la obra, en Chile, por ahora es imposible. Aunque tengo la esperanza que esto puede cambiar para mejor.
Cristián Díaz (Alias TEC): El capitán de las historietas
No sólo dibuja desde que pudo tomar un lápiz con sus manos, sino que también se ha dedicado a investigar sobre el cómic chileno y a realizar eventos para reunir a los cultores de este género. Su “caballito de batalla” es el Capitán Chile, un súper héroe nada convencional.
Nos parte contando que empezó a leer a los 4 años y que su máxima fascinación eran las revistas de historietas. A los 6 decidió dedicarse al “mundo del cómic”. “Comencé a crear y a aprender sobre la técnica y la historia de este género y a coleccionar revistas y material afín como enciclopedias o reportajes. En 1988 me metí al mundo comiquero que resucitaba en revistas como Bandido, Trauko y Matucana. Bandido fue la primera en publicar mis dibujos y artículos, mientras que por un concurso organizado por Trauko armé junto a mi amigo Mauricio Cifuentes el fanzín Kagaziki”.
-Ya que también te has dedicado a investigar sobre el cómic, ¿qué opinas del cómic nacional, tanto clásico como contemporáneo?
-Chile tiene buenos exponentes, en especial los que logran insertarse en el mercado extranjero, sin desmerecer a los que mantienen su trabajo en forma local, ya que pasa por un tema de oportunidades, de estar en el lugar exacto o dar con el contacto adecuado para dar el gran salto. Por ahora pega fuerte que los jóvenes dibujen parecido a lo que ven en videojuegos o en series animadas de origen japonés, pero los mayorcitos aún mantienen la escuela clásica, occidental si se quiere, y mucha caricatura.
–¿Cuáles son tus referentes en el cómic?
-Crecí leyendo material norteamericano editado en México, además de lo editado en Chile, lo venido de Argentina y España. Artistas que han marcado mi estilo, algunos extranjeros y otros chilenos, son: Curt Swan, Neal Adams, Jack Kirby, Carlos Giménez, Cacho Mandrafina, Moebius, Mario Igor, Themo Lobos, Nelson Soto, Máximo Carvajal, Juan Zanotto, George Tuska, Hugo Pratt, Juan Giménez, Marko Torres, Martín Cáceres, Gonzalo Martínez, Mauricio Herrera, Jucca, Pato González, Renzo Soto, Gabriel Rodríguez, Alan Robinson, Jade González, Carla Díaz, Sol Díaz, Álvaro Molina… La lista sigue en todo caso.
-En tu opinión, ¿es muy sacrificado dedicarse a esta disciplina?
-Si no tienes los contactos para establecerte en una o más editoriales es difícil, porque la demanda no es tanta a veces, o son muchos los cultores, o se cierran los círculos. De repente encuentras los mismos nombres en muchos proyectos. Para lograr cupo afuera hay que ser insistente. En lo personal he tenido proyectos a mi cargo, pero eso dura un tiempo, luego uno debe promocionar su trabajo haciendo caricaturas, retratos, comics, gráfica en general y charlas o talleres. Yo tengo un trabajo de fin de semana en un importante supermercado (Líder), que me ha apoyado para participar en proyectos nacionales y extranjeros.
-Cuéntanos la historia de Capitán Chile, tu personaje más conocido.
-Al Capi lo inventé para un evento que se realizó en noviembre del 2001 en Estación Mapocho (Misión Santiago). Esta aventura editorial y autogestionada gustó y sobre todo me gustó a mí, por lo que resultaron 13 historias en formato fanzín, hasta el 2006. En el 2009 agregué dos más y armé el tomo recopilatorio que financió el Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes ese mismo año. El Capi ahora aparece de vez en cuando en unas tiras en Facebook y participa en otros comics como invitado especial (por ejemplo, en Kael Comic) y se ha incluido en revistas como Étnica, editada en Venezuela y Musi de Chile. Sobre su personalidad, él es un tipo gracioso y bonachón pero muy enamoradizo que además vuela y tiene súper fuerza.
–¿En qué otros proyectos te encuentras trabajando?
-Actualmente hago encargos, retratos, caricaturas, diseños, escritos, charlas, etc. Pretendo hacer algo nuevo para celebrar los 10 años del Capi y participar en algunos eventos comiqueros. También seguiré insistiendo en el mercado local para que alguna editorial solicite mis servicios en forma permanente, y espero conseguir algo en el extranjero también. Con un tercer hijo en camino, urge no fallarle a la familia.
Sol Díaz: Desafiando a la “normalidad”
Además de tener 3 tiras cómicas de personajes que critican, cada uno a su manera “lo socialmente correcto”; trabaja de ilustradora; pinta murales; vende poleras y otros productos; y crea animaciones para la TV. Son algunas de las actividades de esta multifacética y joven artista. Les presentamos a Sol Díaz.
-¿Cuándo empezaste a dibujar y cómo llegaste al cómic?
-Desde siempre he dibujado, desde muy chica. Llegué al cómic básicamente para contar historias, me salía ponerles diálogos a los personajes, hacerles viñetas, para jugar con las historias y aventuras de los personajes que hacía. Para mí, los monos tenían vida propia.
–Estudiaste diseño gráfico en la Universidad de Chile, ¿la carrera era lo que esperabas?
-No mucho, o quizás yo no sabía muy bien lo que quería…. Pero me sirvió para adquirir herramientas de comunicación visual, de conceptos e imágenes, una de las cosas fundamentales al momento de ilustrar o dibujar. Es decir, ser capaz de narrar, de comunicar una idea con imágenes, de opinar y proponer gráficamente. Finalmente, la carrera la hace cada alumno, entre los compañeros, entre los profesores, más que en clases sentado detrás de un escritorio.
–¿Qué tienen en común Las Bicharracas, Las Mujeres Elegantes y Sin Nada, los personajes de tus tiras cómicas?
-Tienen en común la critica a la norma, a lo “correcto”, son diferentes puntos de vista que hablan acerca de lo “normal”, de lo que “deberíamos ser”. Las bichas siendo feas y rompiendo con las normas de belleza, simpatía y ternura de las mujeres, el Sin Nada alejándose de la sociedad, volviendo a lo natural, y las elegantes burlándose e ironizando acerca del ser mujer y del rol que cumplimos en la sociedad, todos hablan de ser más uno mismo, de ser más honestos, de reconocerse y no aceptar modos de vida ajenos…
–¿Crees que el cómic nacional está viviendo una especie de renovación?
-Creo que se está diversificando el mundo del cómic, con influencias nuevas desde el diseño, desde la música, desde el arte, etc. y eso nutre mucho. Además creo que se están rompiendo más las reglas, se está perdiendo el miedo a auto publicar, algunas editoriales se la juegan por publicar a nuevos autores, entonces creo que efectivamente hay un movimiento interesante. Lo definiría como un movimiento sin tanto miedo, con más confianza y más ganas de proponer y jugar, que es fundamental.
–¿En qué dibujantes o ilustradores te has inspirado a lo largo de tu carrera?
-Mis referentes vienen de miles de partes, con Internet te puedes volver loca mirando y mirando. De Chile destaco a los dibujantes del Topaze, buenísimos todos, también los ilustradores Coré y Elena Poirier, que cuando los descubrí me cautivaron inmediatamente. Actuales son varios, como Garvo, Grotesco, Margarita Valdés, Cony, Marcela Trujillo, Olea, Montt y muchos más. Extranjeros son muchos también, pero sin duda mis grandes favoritas son Isol de Argentina y Powerpaola, colombiana, con su trazo, su honestidad, todo, ¡me encanta! Todos estos nombres se pueden googlear y se llega a sus blogs. Luego, linkeando entre blogs, se van descubriendo muchos otros autores y sitios interesantes, como por ejemplo yotambien.cl, el de Ergocomics, donde tienen varias noticias y eventos, kawabonga.cl, que no es específicamente de cómic, pero es muy bueno, el blog de la galería Plop, muy buena y donde se encuentran libros y artículos muy lindos, también el sitio de Ilustrared, el de chicks on comics, el de delius, el de tute, el de troche, el de Liniers, etc.
-Por lo visto, Internet es una herramienta fundamental entre los nuevos exponentes del cómic. ¿Fue así en tu caso?
-A mí así me resultó, a las Bicharracas las publicaron gracias a que tenía el blog y publicaba las tiras ahí, súper simple. Internet es una gran vitrina y además permite ir viendo las opiniones de los lectores de manera súper directa.
–Además de hacer tus tiras cómicas, eres ilustradora, has editado libros, has sacado poleras y otros productos con tus personajes… ¿Te resultó difícil o muy sacrificado darte a conocer y salir adelante haciendo lo que querías hacer?
-No sé si me ha resultado difícil, y la verdad es que he hecho lo que he querido, no me quejo. Si hubiese pensado en cómo lo iba a hacer capaz que nunca hubiese hecho nada, siempre pienso que las cosas hay que hacerlas, el resto es un resultado. Me las he ingeniado para hacer, dentro de lo posible, lo que me gusta, trabajo de ilustradora, hago mis comics, publico tiras de las Bicharracas todos los viernes en la Revista M de las Últimas Noticias, hago mis cuentos, pinto murales, hago animaciones, vendo poleras, voy a ferias, etc., todo al final relacionado con mi interés general de contar historias y de hacer cada vez más grande mi mundo de personajes, nada más.
–¿Es muy difícil lograr el apoyo de las editoriales o del Estado para publicar?
-Pienso que esa dificultad o falta de apoyo editorial es más mito que realidad, creo que las editoriales siempre están interesadas en nuevos proyectos (finalmente ellos viven de eso también), sólo que hay que atreverse a presentarlos. A mí la editorial me llamó porque vieron mi blog de las Bicharracas y les gustó y quisieron integrarlo a una colección de humor gráfico que estaban armando. Otros proyectos como mis cuentos o como mi otro libro ha sido tan concreto como tener mi idea y presentarla a la editorial. Y además he auto publicado uno de mis libros, el Sin Nada, siendo que la editorial me lo quería publicar, pero en blanco y negro, y lo hice yo sólo para tener la libertad de hacerlo con rojo y para probar, arriesgarme, que creo que es importante. Al final yo creo que la gente se queda más por miedo que por no poder publicar. Si no le gusta a una editorial, lo puedes publicar tú o puedes armar un proyecto y presentarlo al Fondo del Libro, o puedes publicar por Internet. Ahora hay miles de formas para parir un libro.
–¿Vienen más personajes en camino? ¿Qué otros proyectos tienes en mente?
-Ahora estoy trabajando en un nuevo proyecto de cómic, más largo y con una historia más narrativa, algo como una novela gráfica. Espero lanzarlo próximamente, quizás en la Feria del Libro de Estación Mapocho por ahí por octubre o noviembre… De todas maneras iré promocionándolo en mis blogs. Además, hice una mini serie de animación infantil, Telonio y sus demonios, que se estrena los primeros días de agosto en TVN como parte del proyecto de bloque de animación Zumbástico Fantástico de la productora Sólo por las Niñas. Trata de un niño “perdedor”, un músico de jazz, el cual está profundamente enamorado de una intelectual niña llamada Melodía, pero que vive atormentado por sus demonios que no lo dejan en paz. Es una serie bien musical que tuvo como referente a Charlie Brown, con fondos de acuarelas y con la idea de una historia suave y musical.
Juan Vásquez: El arte de enseñar el cómic
Juan Vásquez se ha desenvuelto existosamente en el mundo de las artes, la ilustración y las historietas desde la década de los 80. En su trayectoria destacan el portafolio de ilustraciones alusivas a El Señor de los Anillos creado a principios de los noventa, las historietas que ha publicado para la revista Trauko, Avatar y Diablo Infernus y además, el haber sido invitado a México y a Angouleme, capital francesa del cómic, a presentar sus trabajos.
Actualmente está preparando las ilustraciones para un cómic de gangsters llamado El Italiano, de Patricio Valladares. También trabaja en Planeta Comic, un proyecto educativo e informativo escrito e ilustrado por él. Paralelalemente, sigue dibujando y escribiendo uno de los comics en los que más disfruta trabajar: HP Lovecraft.
Los comienzos
Si bien no recuerda un gatillante en particular, afirma que desde muy pequeño tiene conciencia de estar con un cómic en las manos, dando vuelta a sus páginas, antes siquiera, de poder comprender lo que las viñetas decían.
-¿Cómo comenzó esta pasión por los cómics, qué elementos favorecieron tu gusto por las historietas?
-A comienzos de los años 70 en Chile se editaban muchos comics. A veces de 30 hasta 50 mil ejemplares de un solo título, tales como la revista Guerra o Far West. Ahora, la única que se ha mantenido con esos niveles de publicación es Condorito. Por otra parte, antes un menor número de niños tenían televisión en sus casas, por lo que la gente compraba muchas historietas para entretenerse. El cómic era muy barato y había mucha oferta. En mi casa, por ejemplo, había siempre un buen montón de revistas. Es por esto que desde los 4 ó 5 años empecé a interesarme por la estética de los comics.
Juan recuerda que en torno a la historieta existía toda una dinámica que hacía que ésta fuera más que un pasatiempo esporádico: “En esa época era muy común intercambiar revistas con compañeros y amigos. Además, existían las llamadas casas de cambio de revistas, donde uno llevaba revistas leídas y te las cambiaban por otras en el mismo estado de conservación. Era todo un submundo, muy entretenido. En cada población existían estos lugares de cambio, los cuales eran muy concurridos”.
Su familia también lo influenció. A su padre, quien fue dirigente sindical en los años 70, solían regalarle muchas revistas ilustradas. “A él siempre le regalaban historietas de humor político, como La Chiva y La Firme. Esta última fue una revista editada por Quimantú para el Estado durante el gobierno de la Unidad Popular. Este tipo de historietas influenció enormemente mi trabajo como dibujante en años posteriores”, nos cuenta.
La vida de un dibujante de comics
Este técnico en artes con mención en gráfica y pintura reconoce que el rubro lo ha tratado bien. “Sin pecar de orgulloso, nunca he buscado trabajo, siempre me lo ofrecen. Ha sido algo agradable, me gusta, ya que me puedo dar el gusto de elegir qué dibujar y qué cosas no dibujar”.
Fue tal vez su próspera carrera, junto con la necesidad de comunicar, lo que lo impulsó a querer compartir su éxito y sus conocimientos con el resto. De esta manera, Juan Vásquez no sólo dibuja, sino que parte importante de su tiempo lo dedica a enseñar.
-El trabajo que ustedes realizan debe ser muy solitario, ¿en tu caso también es así o haces algo más para evitar este aislamiento?
-Generalmente, nosotros los dibujantes estamos encerrados entre cuatro paredes. Afortunadamente, yo estudié pedagogía y actualmente hago clases dos veces a la semana en el Liceo Experimental Artístico. El salir a hacer clases me equilibra y me encanta. Enseñar es una válvula de escape al encierro al que estoy sometido. Imparto clases de dibujo, cómic e ilustración. Esto último es lo que más me motiva, ya que es una oportunidad de compartir mi pasión por el cómic con jóvenes entusiastas.
El cómic en Chile
Para Vásquez, a la industria nacional del cómic le falta un largo camino por recorrer para alcanzar el nivel de otros mercados, como el de Estados Unidos o Europa. En su opinión, uno de los puntos débiles es la calidad de los guiones chilenos: “En Chile hay excelentes dibujantes, pero como guionistas estamos un poco cojos. Hay que entusiasmar a los grandes escritores nacionales a que incursionen en el cómic”.
Otro de los problemas que, según Vásquez, enfrentan las historietas en Chile, es que la gente simplemente no las conoce: “Falta una buena difusión y distribución del material. No se saca nada teniendo un gran producto, bien equilibrado entre un buen guión y un buen dibujo, si no existen puntos de venta”.
A pesar de estos aspectos negativos, Vásquez dice que una vez que el cómic llega a la gente, resulta prácticamente imposible alejarse de él.
El mensaje de los expertos
¿Qué consejo le darías a aquellos jóvenes cuyo sueño es dedicarse a la creación de historietas?
Gonzalo Martínez: “Este es un oficio hermoso para el que está enamorado de él. Aparte de talento natural requiere una gran dosis de disciplina y autocrítica. Con la llegada de Internet y el mundo globalizado, las posibilidades laborales se han ampliado, pero requieren de un trabajo constante y dominio del idioma inglés. Si dentro de las expectativas no está la de dedicarse a esta profesión como único recurso laboral, el campo es muy propicio para el desarrollo de múltiples proyectos. Los recursos computacionales a la hora de la producción y los de Internet a la hora de la distribución liberan el territorio y lo dejan disponible para la creatividad y la experimentación”.
Cristián Díaz: “Lo más importante es que sean tenaces. La práctica hace al maestro. Deben preocuparse de mejorar su obra para que así se abran otras variantes como el dar charlas, realizar talleres, etc. Conmigo dio resultado. Deben leer, escribir, dibujar, observar. El conocimiento es poder”.
Sol Díaz: “Que no hagan monos bonitos no más, que hagan historias, que propongan, que opinen. Está lleno de monos lindos, de coloreados perfectos, de historias bellas, lo que falta es identidad, que se reconozcan en lo que hagan y que no lo hagan para el resto, que lo hagan para ellos, porque al primero que le tiene que gustar lo que uno hace es a uno mismo”.
Juan Vásquez: “Básicamente nada es fácil en la vida. Nada te lo regalan, sea la profesión que sea. Lo importante es jugársela por lo que uno escoge, que es una oportunidad que los jóvenes deben aprovechar, ya que se da sólo una vez. Ser jóven conlleva un gran porcentaje de rebeldía y esa rebeldía hay que encausarla y dedicarla a lo que te gusta. Si no, el hecho de ser joven pierde todo su sentido”.
El cómic y la promoción de la lectura
En los últimos años, muchos países han incorporado las historietas y las novelas gráficas a sus programas de fomento lector, revalorándose a este género como una herramienta extraordinaria para fomentar la lectura.
Nuestros entrevistados coinciden plenamente con este potencial que tiene el cómic. “La lectura no es solamente decodificación, sino también “gesto”. Si el niño, de pequeño, se acostumbra a tener un libro en las manos, a pasar las hojas, a involucrarse físicamente con él; le va a resultar más sencillo ser un buen lector. En ese sentido, la historieta, al ser más amable para el niño, pero a la vez exigente en sus procesos de decodificación, resulta una herramienta muy valiosa”, acota Gonzalo Martínez, quien advierte que “no se debe malentender a la historieta como un paso previo a la lectura “seria”. Las complejidades narrativas y conceptuales que la historieta puede alcanzar, la ponen en un carril paralelo al de la lectura tradicional”.
Cristián Díaz añade que “siempre es atractivo un buen dibujo, el color bien aplicado, los diseños, la interactividad, lo didáctico”.
“Es impresionante cómo la gente se interesa en leer y leer con imágenes, con colores, es casi como ver una película. Además, en el cómic muchas veces se proponen temas densos, temas que serían mucho más complicados de explicar sin imágenes, lo que acerca temas difíciles de entender a todo tipo de gente”, concluye Sol Díaz.
Nuestros entrevistados en la web
Gonzalo Martínez:
Sol Díaz:
http://bicharracas.blogspot.com/
http://sinnadacomic.blogspot.com/
http://www.comoserunamujerelegante.blogspot.com/
Cristián Díaz:
http://elshowdelcapitanchile.blogspot.com
En Facebook: Capitán Chile
Juan Vásquez: