En nuestro país, el alcoholismo constituye un importante problema de salud pública. Es una enfermedad que no sólo daña al individuo que bebe, sino que también a su familia y a la sociedad en general.
Según estudios realizados a nivel nacional en los últimos años, dentro de la población que normalmente bebe, 1 de cada 8 lo hace de forma abusiva. Esta cifra aumenta, de manera alarmante, a 1 de cada 4 en los jóvenes de entre 19 y 35 años. Si se analiza el entorno de las personas que beben, 1 de cada 6 mayores de 15 años tiene problemas relacionados con el alcohol: de salud, familiares, laborales o escolares según el caso.
En otro ámbito, entre el 2000 y el 2008, más del 20% de todas las muertes inmediatas en accidentes de tránsito fueron por la influencia del alcohol, ya sea en el peatón, conductor o pasajero.
A nivel de salud, más de 60 enfermedades y trastornos están asociados al consumo de alcohol. Dentro de éstas, la Dependencia de Alcohol y la Cirrosis Hepática se encuentran entre las primeras 5 enfermedades que generan más discapacidad prematura en Chile, algo completamente evitable.
Quiénes beben en Chile
La población bebedora chilena ha tenido importantes cambios en las últimas décadas. Si tradicionalmente estaba constituida mayoritariamente por adultos varones, que beben mucho en un corto período de tiempo, como los fines de semana, dando lugar a verdaderos “atracones de alcohol”, cada vez son más los jóvenes y las mujeres que la conforman.
El 12% de los escolares entre octavo básico y cuarto medio consumen excesivamente de forma esporádica. En los adolescentes, el inicio y persistencia del consumo de alcohol está influido por los ejemplos que reciben de su familia, por los grupos de amigos y por el hecho de que escalan más rápido a niveles nocivos de ingesta alcohólica (como la dependencia al alcohol).
En el caso de las mujeres, la mayor cantidad de dependientes al alcohol están en el grupo de 12 a 18 años. Es importante el grupo de embarazadas, en quienes cualquier ingesta de alcohol es nociva para el niño que está por nacer, tanto en el corto como en el largo plazo.
Aprendamos a reconocer un consumo de riesgo
Por todo lo expuesto, es importante que realicemos un cambio en la forma en que bebemos, logrando que la convivencia de los chilenos y chilenas con el alcohol sea a un patrón de consumo responsable.
Para esto debemos saber qué es lo normal y qué es lo anormal, de manera de consultar en caso de detectar un consumo de riesgo, sea en nosotros, nuestra familia o amigos, con el objetivo de prevenir el avance a estados más peligrosos de ingesta de alcohol.
Un consumo de riesgo consiste en:
– 3 Unidades de Bebida Estándar por día en mujeres, 4 en hombres, 12 por semana o beber 5 días a la semana.
– Beber hasta la intoxicación o embriaguez (cualquier incoordinación motora).
– Beber en situaciones de riesgo propio o para otros (conducir vehículos o maquinaria, en el trabajo, el embarazo o en menores de edad).
¿Qué es una Unidad de Bebida Estándar?
– Una lata o botella individual de cerveza (350 cc).
– Un vaso o una copa de vino (150 cc).
– Un trago de licor, solo o combinado (pisco, ron, whisky, vodka u otro similar).
– Un pisco sour o una vaina.
Probablemente usted tenga un consumo riesgoso de alcohol si:
– Bebe las cantidades mencionadas.
– Es incapaz de parar de beber una vez que ha empezado.
– Ha necesitado beber en ayunas para recuperarse después de haber bebido mucho el día anterior.
– No ha podido recordar lo que sucedió la noche anterior por haber estado bebiendo.
– Tras haber bebido, usted o alguna otra persona ha resultado herida.
– Algún familiar, amigo o profesional de la salud ha mostrado preocupación por su consumo de alcohol o le ha sugerido que deje de beber.
Si usted o algún familiar o amigo/a está en esta situación, debe saber que en nuestro CESFAM existe un programa especializado de atención y ayuda. Lo invitamos a consultar, solicitando una hora con el equipo de Salud Mental o directamente con nuestra trabajadora social, Laura Villarroel Huillipan.
Previniendo el consumo de alcohol y la violencia intrafamiliar
La RED POR EL BUEN TRATO es una agrupación de carácter comunitario, con personalidad jurídica, que agrupa a distintos profesionales del sector público de la comuna (Municipio, Juzgado, Carabineros de Hornopirén, Jardines Infantiles, CESFAM, entre otros).
El 14 de abril, la Red organizó, con el financiamiento del Programa de Salud Mental del CESFAM, una capacitación denominada “Monitores Comunitarios por el Buen Trato”. Participaron dirigentes vecinales de los sectores de Llanchid, Malomacun, Quiaca, Huinay, Pichicolo, Puntilla Pichicolo, Lago Cabrera, Los Canelos y Hornopirén, quienes aprendieron sobre herramientas básicas para la comprensión, difusión y prevención de la violencia intrafamiliar y el consumo de alcohol.
Impartieron la capacitación María Teresa Gallardo (Juzgado), Felipe Espinoza (Carabineros de Hornopirén) y Laura Villarroel (CESFAM). Las impresiones entre los asistentes fueron positivas. “Fue muy interesante, porque son temas que se viven a diario en la comuna. Espero poder transmitir lo que nos enseñaron a mi comunidad”, expresó Adela Llancapani, secretaria de la Junta de Vecinos de Llanchid. Similar opinión tuvo Fabiola González, presidenta de la Junta de Vecinos de Puntilla Pichicolo: “Fue muy bueno, ojalá que actividades como ésta se repitan y se llegue a todas las comunidades”.