Mejorando la calidad de los suelos

Junio 3, 2012. Archivado en categoría: Sin categoría

Gentileza: PDTI Hualaihué

Si bien los productos químicos -fertilizantes, herbicidas, entre otros- se utilizan cada vez más en la agricultura, éstos no siempre son convenientes. “Nunca es bueno abusar de los químicos y menos en una comuna como ésta, por la contaminación de las napas, la escasez de este tipo de productos, el surgimiento de plagas resistentes, además de que siempre tienen efectos colaterales dañinos”, dice César Sanhueza, técnico agrícola y uno de los tres integrantes del equipo ejecutor del PDTI, programa del INDAP que está pronto a cumplir un año de trabajo con las comunidades indígenas de Hualaihué, a quienes se los ha asesorado para optimizar, desarrollar y consolidar sus actividades silvoagropecuarias.

Por otra parte, la utilización de químicos no es coherente con la cultura huilliche, algo que este programa pretende rescatar y fomentar. Por ello, durante la pasada temporada agrícola los encargados de este programa privilegiaron la utilización de técnicas naturales, tales como el compostaje y las algas. Además, de manera experimental se trabajó con residuos de plumavit, elemento que también ayuda a elevar el rendimiento de los suelos.

El compostaje

Gentileza: PDTI Hualaihué

El compost , composta o compuesto, es un abono orgánico (ni mineral ni químico) obtenido a partir de la descomposición de la materia orgánica o natural. Se produce cuando los materiales de origen animal o vegetal se desintegran por la acción de miles de microorganismos, resultando un producto de olor agradable y con múltiples propiedades beneficiosas para el suelo y las plantas.

“El compost aprovecha los recursos que hay en el lugar, mejora la fertilidad del suelo al incorporarle nutrientes que las plantas necesitan, aumenta la vida del suelo, es fácil de preparar, ocupa poco espacio, no tiene costo de materiales y permite darle un uso a la basura doméstica y ahorrar dinero, por disminuir la dependencia de los fertilizantes químicos”, acota César Sanhueza.

El compost se puede hacer de dos formas, directo en el suelo o en un contenedor. Primero se debe colocar una capa de 30 cm de material vegetal(pajas, hojas, cáscaras y otros residuos orgánicos domiciliarios, de preferencia vegetales), mezclando materiales secos con materiales verdes. Luego se agrega una capa de 5 cm de guano (de vacuno, aves, ovejas, caballos) y sobre estas dos capas se espolvorea tierra buena. Estos pasos se deben repetir hasta lograr una altura de 1,5 m (más o menos 4 a 5 repeticiones).

Cada 15 o 20 días hay que revolver todo y siempre se debe procurar que le entre aire a la mezcla, para que se descomponga bien. Si los materiales utilizados se encuentran muy secos, se debe humedecer la pila a medida que se construye. No se recomienda usar zarzamora y malezas como chépica, porque se multiplican fácilmente. Tampoco se deben usar cáscaras de cítricos en exceso, pues demoran mucho en descomponerse.

Gentileza: PDTI Hualaihué

El compost está listo cuando no se distinguen en él los materiales que se usaron para su elaboración. Esto ocurre después de 4 meses en invierno y después de 2 meses en verano. Una vez listo, el compost se puede usar en almacigueras, maceteros, encima de los camellones, en los surcos de siembra o en los invernaderos. Se debe aplicar 1,5 k o más de compost por metro cuadrado al año.

Otra manera de darle un uso a los residuos orgánicos domiciliarios es a través de la lombricultura. Las lombrices (la californiana es la especie más recomendada) se alimentan de los residuos orgánicos y los transforman en humus, un abono natural que mejora las propiedades físicas del suelo, entre ellas, la permeabilidad y la retención de la humedad.

Las algas

Por la abundancia de algas en la costa de Hualaihué, se aconseja especialmente su uso en la agricultura. “Todas las algas marinas sirven, como por ejemplo el pelillo, el sargazo o el cochayuyo. Es importante incorporarlas a la tierra, no basta con ponerlas encima de los cultivos. Lo ideal es hacerlo antes de plantar, aunque también se pueden aplicar después, por ejemplo, al colocar el compost, pero siempre juntándolas con la tierra, para que así se descompongan más rápidamente”, explica César Sanhueza.

La arena y el plumavit

Otro consejo que da César Sanhueza es ponerle arena a la tierra donde se va a cultivar, algo especialmente beneficioso para el adecuado crecimiento de los tubérculos. De esa manera, la tierra no se apelmaza y los bulbos de las betarragas, zanahorias y otros tubérculos, al ser apretados por la tierra, crecen mejor.

Algo más novedoso aún es la utilización del plumavit, por ejemplo, el que es desechado por los cultivos de semillas de choritos. “Hasta ahora sólo hemos implementado esto de manera experimental, con un agricultor en Chauchil, pero en la zona central esto se ocupa bastante, ya que el plumavit, si se integra desmenuzado a la tierra, aumenta la temperatura del suelo, con lo que los cultivos crecen más rápido”, comenta César Sanhueza.

Mauricio Schmölz, médico veterinario y jefe técnico del PDTI, concluye que, si durante la temporada pasada el foco del programa estuvo puesto en la recuperación de los suelos, en esta temporada se centrarán en ordenar mejor los cultivos, es decir, organizar su rotación, su dosificación, etc., siempre, de acuerdo a las necesidades y lineamientos priorizados por los usuarios, es decir, las comunidades indígenas de Hualaihué.

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