Según estadísticas de la Organización Mundial de la Salud, uno de cada tres adultos padece hipertensión. Por esto, esta enfermedad fue el tema prioritario del Día Mundial de la Salud 2013.
Por Rodrigo Palma Ceppi, Director del CESFAM de Río Negro – Hornopirén
Las cifras son contundentes: Una de cada diez personas de 20 a 40 años y cinco de cada diez de 50 a 60 años padece de hipertensión. La prevalencia más alta se observa en África, donde la hipertensión afecta a más del 40% de los adultos de muchos países de ese continente.
En Chile, los resultados del estudio realizado por Fasce E. y colaboradores el 2004 en Concepción, Región del Biobío, comprueban una tendencia al aumento de la prevalencia de la hipertensión arterial y un significativo aumento en la proporción de hipertensos que conoce su condición, junto a un mayor número de hipertensos tratados y normalizados por el tratamiento, en comparación con el estudio similar realizado en 1988 por el mismo autor (1).
Sin embargo, se estima que el 30% de la población ni siquiera sospecha que tiene hipertensión, ya que una persona puede tener la presión elevada y no presentar síntomas. Ese es justamente uno de los mayores peligros de esta enfermedad: se trata de un mal silencioso.
Qué es y cómo prevenirla
La hipertensión, también conocida como tensión arterial alta, es el aumento de la presión arterial por encima de los valores establecidos como normales. La hipertensión es la causante de aumentar el riesgo de infartos de miocardio, accidentes cerebrovasculares e insuficiencia renal, algunas de las enfermedades más comunes y de mayor gravedad en la población adulta.
Según la OMS, la hipertensión no controlada puede causar también ceguera, irregularidades del ritmo cardiaco y fallo cardiaco. La probabilidad de que se presenten esas complicaciones es mayor si se dan otros factores de riesgo cardiovascular como la diabetes.
En la hipertensión influyen factores hereditarios, ambientales, dietéticos, entre muchos otros. Además, el riesgo de ser hipertenso es mayor en los hombres que en las mujeres y en personas con antecedentes familiares de hipertensión, también en personas mayores, obesos y entre quienes consumen sal en exceso y sufren de estrés.
Es de primera importancia que adoptemos hábitos saludables para prevenir la hipertensión. Entre ellos encontramos:
– Disminuir la ingesta de sal.
– Seguir una dieta equilibrada.
– Evitar el consumo excesivo de alcohol.
– Realizar ejercicio con regularidad.
– Mantener un peso saludable.
– Evitar el consumo de tabaco.
– Evitar el consumo excesivo de mate, té y café.
(1) MINISTERIO DE SALUD. Guía Clínica EXAMEN DE MEDICINA PREVENTIVA Santiago: MINSAL, 2008