Escuela para Padres: Fomentando el apego (Parte I)

Septiembre 30, 2012. Archivado en categoría: Sin categoría

Por Federico Viertel, psicólogo de la Escuela Antupirén

De los factores protectores descritos por los distintos autores, existe un consenso en torno al establecimiento de un vínculo afectivo seguro con alguna persona significativa para el niño, ya sea su madre u otro adulto con el cual pueda relacionarse de manera cálida y estable.

Estamos hablando del apego, uno de los factores protectores más relevantes. Es clave tanto para el desarrollo infantil positivo, como para el desarrollo de comportamientos resilientes, es decir, para que las personas sean capaces de recuperarse tras las crisis.

Por ello, resulta fundamental comprender cuál es el papel que cumple la figura de apego en la interacción con el niño y de qué manera beneficia el desarrollo infantil y promueve comportamientos resilientes.

En este sentido, la Red de Apoyo a la Primera Infancia (Chile Crece Contigo), juega un papel importante, ya que permite la detección temprana y otorga apoyo y capacitación a los padres y cuidadores. Consulte en el CESFAM de Río Negro – Hornopirén para mayor información.

Apego seguro e inseguro

El apego es el vínculo (relación afectiva, conexión emocional) que se establece entre el niño y quien se encarga de su crianza, que generalmente es la madre y/o el padre. Se caracteriza por una ser una relación perdurable en el tiempo, en que tanto el niño como su cuidador contribuyen a la calidad de la relación.

Existen básicamente dos estilos de apego: seguro e inseguro. El primero favorece el desarrollo infantil positivo, mientras que el segundo, por el contrario, lo dificulta.

Un vínculo cálido, afectivo y estable (apego seguro) fomenta el desarrollo infantil positivo en sus distintas dimensiones (afectivas, cognitivas y sociales). Asimismo, favorece un desarrollo sano de la personalidad.

En cambio, un vínculo inseguro (evitativo, ansioso, ambivalente o desorganizado), caracterizado por la deprivación afectiva (poca o nula calidez emocional), la inestabilidad, la incongruencia y, en algunos casos, el maltrato infantil, está íntimamente vinculado a una gran cantidad de desórdenes emocionales cognitivo-conductuales y sociales, tanto en la infancia como en la vida adulta.

Cómo desarrollar el apego seguro

Todo niño, independiente de su raza, sexo o religión, necesita tener satisfechas ciertas necesidades indispensables para su desarrollo y maduración. Necesita que sus padres atiendan sus necesidades básicas (alimentación, sueño, higiene, salud) y afectivas (cariño, aceptación, seguridad, estabilidad). Proporcionarle un ambiente cálido, seguro y estable, que le transmita confianza y seguridad, es tan importante como el alimento, la higiene y las vacunas.

Se desarrolla apego seguro cuando la relación que se establece entre el niño y sus padres se caracteriza por ser afectiva, cálida, segura y estable, en la cual tanto las necesidades básicas como afectivas están satisfechas adecuadamente. Es decir, los padres demuestran una respuesta sensible frente a las necesidades de sus hijos y responden empáticamente a éstas.

Dicha relación produce seguridad, tranquilidad, consuelo y agrado en el niño. La cercanía física y las demostraciones de cariño son permanentes. El niño  que vive una relación de apego seguro se siente seguro, aceptado y en confianza, lo que le permite explorar el mundo tranquilamente, porque tiene la certeza de la disponibilidad afectiva: en cualquier caso de peligro podrá recurrir a sus padres y éstos estarán presentes para contenerlo y ayudarlo.

Este, en particular, es uno de los aspectos iniciales más importantes del desarrollo infantil, pues los niños necesitan desarrollar un sentido de confianza en las personas (en una primera instancia, los padres). El sentimiento de que existe una disponibilidad afectiva permite el desarrollo de la confianza básica inicial, que más tarde se transformará en la confianza en sí mismo, la que le permitirá al niño establecer relaciones sociales satisfactorias, basadas en la confianza y la empatía.

Si el niño no tiene acceso a una relación afectiva que le otorgue seguridad, muy difícilmente podrá desarrollar la confianza en sí mismo. Si no puede confiar en sus padres, que son las figuras primarias más cercanas para él, entonces ¿qué se espera del resto?

Los niños con apego de tipo inseguro generalmente manifiestan trastornos del aprendizaje y bajo rendimiento escolar, entre otros problemas. Es importante destacar que, para que el proceso de aprendizaje resulte efectivo, requiere de manera indispensable funciones cognitivas tales como memoria, percepción, atención y reflexión. Estas funciones son afectadas de manera considerable en una relación de apego inseguro, abuso y maltrato.

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