Durante el invierno, el frío, los vientos punzantes y los cambios de temperatura pueden causar sequedad, agrietamiento y picazón en la piel. También se suelen partir los labios y las manos se ven seriamente perjudicadas.
Sin embargo, siguiendo los sencillos consejos que se detallan a continuación podremos evitar estos problemas.
Lo más importante es la hidratación. Beber cantidades adecuadas de agua beneficia nuestra salud en general y permite que nuestra piel se hidrate desde dentro. Lo ideal es tomar al menos ocho vasos de agua al día.
Si prefiere los líquidos calientes, elija el té verde sin azúcar (reemplace el azúcar por endulzante, así no ingerirá calorías de más). Por sus cualidades antioxidantes, retarda el envejecimiento de las células y, al no contener cafeína, es mucho más saludable que el té negro y el café.
Otra recomendación es tomar duchas cortas (de no más de diez minutos) y tibias, porque las duchas largas y calientes eliminan los aceites naturales de la piel. Al terminar, sequémonos con golpes suaves de toalla (no frotándonos) y apliquemos crema humectante en todo el cuerpo para ayudar a conservar la humedad en las capas externas de la piel.
Para los labios, especialmente propensos a la resequedad, usemos protectores especiales, ojalá con filtro solar.
Especial atención debemos poner a nuestras manos, partes del cuerpo que suelen dejarse en el olvido y en donde aparecen las primeras marcas de la edad.
Debemos hidratarlas con crema humectante varias veces al día y protegerlas de las bajas temperaturas con guantes gruesos. Además podemos acudir a alguna de las siguientes recetas caseras.
Por ejemplo, cuando cocinemos con huevos, antes de tirar las cáscaras a la basura removamos el resto de clara que queda en ellas y apliquémosla en las manos. Frotarnos las manos con un trozo de limón también es de gran ayuda para eliminar las manchas que a veces se producen en la zona.
Después de lavar los platos, podemos enjuagar nuestras manos con una solución de agua y vinagre (una cucharada de vinagre cada dos de agua) para restaurar el balance del pH de la piel.
Lo más relevante es la regularidad en el cuidado de la piel. Siguiendo estas sugerencias podremos dejar en el pasado la piel reseca y partida, y el invierno pasará sin dejar rastros en nuestro aspecto.