El año escolar está recién comenzando y a muchos alumnos les resulta difícil retomar el ritmo académico. Siguen pensando en el verano y en lo que hicieron durante las vacaciones y no muestran ningún interés por “enchufarse” con las materias que los profesores les están pasando.
Como padres podemos evitar este escenario inculcándoles hábitos de estudio a nuestros hijos desde que son pequeños. Así, el proceso de aprendizaje resulta ser mucho más llevadero y eficaz, y el comienzo del año escolar no es algo tan traumático. Si somos adolescentes y notamos que no somos muy ordenados para estudiar, nunca es tarde para cambiar de rumbo.
¿Cómo hacerlo? Portales como www.padresok.cl y www.educarchile.cl, donde se puede encontrar mucha información útil relacionada con el proceso de aprendizaje, nos dan algunas claves.
Es importante partir desde que los niños son pequeños. Así, seguirán con la costumbre de estudiar metódicamente por el resto de sus vidas, lo que les será de gran utilidad en muchos aspectos. Durante sus primeros años de colegio debemos apoyarlos para que se puedan concentrar por el tiempo necesario (15 a 30 minutos). En general, no es recomendable estudiar más de 45 minutos seguidos: se deben hacer pausas. Durante estos recreos se debe evitar ver televisión, porque distrae mucho.
También es relevante proporcionarles un lugar propicio para el estudio. Este tiene que estar bien ventilado, temperado e iluminado y libre de elementos distractores como la televisión. Lo ideal es que siempre estudien en el mismo sitio y, ojalá, a la misma hora. Así se establece una rutina y los niños asocian el lugar y la hora con el hecho de estudiar o hacer tareas. Deben tener todos los materiales que necesitan a mano, para no tener que levantarse e interrumpir el estudio y el escritorio o mesa, al igual que la silla, deben ser acordes al tamaño del colegial. Si no existen obligaciones escolares, el estudiante puede sentarse a la misma hora y en el mismo lugar a hacer un repaso de lo que aprendió durante las clases de ese día y a ordenar los cuadernos y preparar la mochila para el día siguiente.
Los padres debemos apoyar a nuestros hijos en su estudio. Esto no significa hacerles las tareas o los trabajos, sino responder a sus dudas y ayudarlos a buscar y recopilar el material que necesiten. Además, debemos escucharlos cuando nos comentan acerca de sus lecturas o estudio, así ellos sentirán que valoramos su esfuerzo y se motivarán más. Si ambos padres trabajan durante el día fuera de casa, es importante fiscalizar que los hijos cumplan con los horarios de estudio establecidos. Por ejemplo, llamándolos por teléfono.
En cuanto a los sistemas de estudio, esto va a depender de cómo el niño o adolescente aprende. Por ejemplo, a algunos se les hace más fácil retener las materias al verlas. A este tipo de alumnos se les aconseja hacer esquemas, cuadros o resúmenes. Otros aprenden más escuchando. Ellos se pueden juntar a conversar las materias con compañeros o pedirle a sus papás que les lean un resumen de lo que tienen que estudiar.
Cada cual debe buscar la forma que más le acomode, pero algo que no puede fallar es poner atención en clases y tomar apuntes. La mayoría de las personas olvidan la mitad de lo que escuchan o leen antes de una hora de haberlo escuchado o leído, por lo que es vital contar con algún respaldo escrito de lo que se pasó en el colegio. Esto, más un tiempo destinado a las tareas y al estudio a diario, harán que el año escolar sea mucho más productivo.