“Nuestro objetivo es predicar el evangelio, esa es la ayuda que damos a la gente, es un trabajo silencioso pero amplio, colaboramos con la restauración de las personas, porque cuando alguien llega a Cristo deja el alcoholismo y otras adicciones. También nos hemos enfocado mucho en darle a la familia la importancia que merece, porque cuando la familia se rehabilita todos sus miembros lo hacen, y en rescatar a los jóvenes a través de la música”, explica el pastor Nelson Bello, presidente del Consejo de Pastores de Hualaihué, entidad que reúne a 7 de los 9 pastores evangélicos que predican en Hualaihué.
Cada uno de ellos lidera una iglesia, las que se ubican en Hornopirén y en otros lugares como Hualaihué Puerto, Chauchil, Lleguimán, Aulen, Quildaco y Contao. Son independientes unas de otras y pertenecen a diferentes ramas.
Por ejemplo, la iglesia que encabezan Nelson Bello junto a su esposa es parte de la Iglesia Ministerio Evangelístico Cristo La Única Respuesta, cuyo obispo se encuentra en Osorno. Como la gran mayoría de las iglesias evangélicas, ellos realizan cultos los martes, jueves y domingos. Los sábados imparten escuelas dominicales para los niños y jóvenes. Además, las mujeres se reúnen los lunes y efectúan cultos especiales, charlas y estudios bíblicos dependiendo de las necesidades de su comunidad, integrada por más de 30 personas.
El testimonio de Clementina Naimán
Una de las fieles de esta iglesia es Clementina Naimán. Nacida y criada en Hornopirén, tuvo una infancia marcada por el alcoholismo y la violencia intrafamiliar. Comenzó a “andar en los caminos del Señor” hace más de 20 años, con altos y bajos, hasta que vivió una experiencia que la hizo consagrarse definitivamente al evangelio.
“Viví un tiempo en Calbuco, pero volví tras un matrimonio fallido, con mis dos hijos. Un tiempo después conocí, justamente en la iglesia, a mi nueva pareja, con quien estoy hace 22 años. Llevábamos como 5 años viviendo juntos cuando se nos quemó la casa. En ese tiempo yo había dejado los caminos del Señor, hacíamos fiestas en la casa, y yo andaba viajando cuando a un tío que vivía con nosotros y al que le gustaba el trago, se quedó dormido con la vela prendida”, recuerda.
Añade que “lo perdimos todo. Mis hijos y mi pareja se salvaron, pero no mi tío. Entonces hice de nuevo el compromiso con el Señor y me convencí de que esa vida no es para mi. No puedo retroceder, esa es mi lucha del día a día, el seguir para adelante. Yo le aconsejo a todos que busquen este camino, donde no cobran dinero para cambiar, y donde nos enseñan a reconocer que Dios existe, que está en el día a día junto a nosotros, y que es el único que da paz en el hogar”.
Los pioneros
La primera iglesia evangélica en arribar a Hornopirén fue la Iglesia Unida Metodista Pentecostal, fundada en 1978 y que actualmente tiene su templo frente a la Plaza de Armas de Hornopirén. “Ese año llegó mi abuelo, Roberto Caipichún, el primer pastor evangélico. Lo mandaron desde Calbuco a fundar la iglesia, aunque antes ya había hermanos que difundían el evangelio, como los Soto y Tránsito Uribe”, cuenta Evaristo González, quien llegó a los 5 años junto a su abuelo.
Actualmente, Evaristo es el pastor de esta iglesia y tesorero del Consejo de Pastores de Hualaihué. Junto a su esposa, Patricia Gómez, administran esta iglesia hace 11 años, cuando su abuelo les traspasó la responsabilidad. “Él administró como 23 años, periodo en el que predicó en lugares como Pichicolo, el sector costero y por Quildaco Alto, pese a la poca conectividad que antes existía. Así, nos abrió el camino para llegar a esos lugares, varios de los cuales cuentan con sus propias iglesias”, relata.
Al igual que la mayoría de los pastores, ellos no reciben un sueldo por su labor, por lo que deben trabajar para mantenerse, como ellos lo hacen con su pensión y otros negocios. “Como pastores, nuestro deber es administrar los bienes de la iglesia. Está todo muy bien controlado, las ofrendas, los beneficios, todo. Ese es dinero de la iglesia, que nosotros hemos ocupado para construir nuestro templo”, detalla este pastor que lidera una comunidad de 100 personas.
Su llamado es a que las personas se acerquen a Dios: “Hay diversas iglesias, cada uno puede decidir a cuál va. Tienen leves diferencias pero todas apuntan a lo mismo, que es encontrar a Dios y ayudarnos a superar problemas familiares, matrimoniales, etc. Hay lugar para todos: jóvenes, señoritas, ancianos, etc.”.
Las proyecciones
Respecto al futuro próximo, el Consejo de Pastores espera conformarse como organización comunitaria funcional, para poder postular a fondos públicos concursables y así disponer de mayores recursos para sus actividades y para apoyar a las iglesias que más lo requieran.
Como todos los años, realizarán el Te Deum de las iglesias evangélicas en septiembre y la marcha y culto plenario el 31 de octubre, el Día Nacional de las Iglesias Evangélicas y Protestantes. Además, durante el verano quieren organizar actividades musicales en la costa, para llegar a más jóvenes a través de este arte, para lo que cuentan con el apoyo del municipio.
“El aporte de los evangélicos es significativo, sobre todo en lo social, porque su forma disciplinaria de vivir hace que la gente supere sus problemas y sean más felices”, concluye el alcalde Freddy Ibacache.