Por Francisco Marín, sicólogo, fjmarin@uc.cl
Probablemente usted muchas veces ha escuchado decir que la educación preescolar, esto es, la educación que nuestros niños reciben en sus primeros cinco o seis años de vida, es de vital importancia. Que favorece el aprendizaje de los niños/as, su sociabilización, etc.
Sin embargo, los padres no se muestran convencidos. Prueba de esto es que, según la CASEN 2009, el 83% de los padres de pequeños entre 0 y 5 años admiten que no envían a sus hijos al jardín, porque están mejor cuidados en casa y no le ven utilidad. Es decir, más de 77.500 niños en edad de ir a prekínder y kínder no asisten. De este total, más de 50.000 menores provienen del 60% más pobre de la población.
Por todo esto es que el MINEDUC lanzó una campaña que busca incentivar a los padres a que matriculen a sus hijos en la educación preescolar (más información en www.mineduc.cl).
En comunas como Hualaihué, lamentablemente no todos los niños tienen la oportunidad de educarse en el nivel preescolar, porque no hay jardines infantiles en todas las localidades y son pocas las escuelas que cuentan con kínder y prekínder. Por eso es vital que como padres nos organicemos y veamos la manera de otorgarle esta educación a nuestros hijos. Un ejemplo es lo que realizan las mamás de los Programas de Mejoramiento de la Infancia (PMI) de Tentellhué y Curamín, algo que se podría replicar en otros lugares.
Los beneficios de la educación preescolar
Si bien numerosos estudios han demostrado que los seres humanos estamos capacitados para aprender a toda edad, y que la educación es un proceso que continúa durante toda la vida, existen momentos en los que estamos en mejores condiciones para hacerlo.
Durante los primeros seis años de vida, el cerebro es un receptor de estímulos, los niños están constantemente recibiendo información nueva que van relacionando con lo que ya saben y son sensibles al desarrollo de destrezas básicas. Son, como dicen algunos autores, una ventana al mundo: sus sentidos están constantemente captando y procesando información. Sus pequeñas cabezas están más capacitadas que las de un adulto para realizar nuevas asociaciones, es decir, aprender.
La principal de todas estas destrezas básicas aprendidas tempranamente es el lenguaje. A través del lenguaje pensamos, y si tenemos un lenguaje rico, nuestro pensamiento también lo será, es decir, pensaremos mejor. Si durante los primeros años de vida aprendemos el lenguaje de manera poco eficiente, las huellas de esto perdurarán a futuro.
Es esencial que llevemos a nuestros hijos al jardín infantil, prekínder y kínder, porque las educadoras de párvulos saben cuándo y qué enseñar a los niños. Además, cuando nuestros niños asisten a clases comparten con otros, es decir sociabilizan con sus pares y profesores. Jugando, compartiendo experiencias, conocimientos e ideas, los niños se alejan del egoísmo propio de su edad. Esta primera sociabilización es muy importante en las relaciones que tendrán durante sus próximos años de vida. Si el niño vive esta experiencia a una edad más tardía, ésta será distinta y probablemente más difícil de llevar.
Otro beneficio accesorio de la educación preescolar se extiende a las madres. A una joven que debe cuidar a su hijo en casa se le hace más difícil insertarse en el mundo laboral, y son pocas las madres que trabajan dejando a sus pequeños en el hogar.
Desde otro punto de vista, los últimos estudios han demostrado que la educación preescolar permite contar con ciudadanos más capacitados, existiendo diferencias notables de rendimiento entre quienes tuvieron una educación preescolar y quienes no la tuvieron. Es decir, si nuestros hijos reciben educación preescolar, aumentarán sus posibilidades de tener un mejor futuro.