Callos y talones agrietados
Generalmente, los callos se forman en áreas protuberantes y pueden deberse a problemas de postura, zapatos inadecuados y roces excesivos. Otra causa es la diabetes, enfermedad que produce deformidad del pie y disminución de la sensibilidad.
Se tratan eliminando la fricción que produjo el callo, usando un zapato más cómodo o aminorando la presión con el uso de parches o esponjas especiales. Si los callos son chicos y superficiales, pueden tratarse con limas para pies o piedra pómez, creando una rutina diaria para el uso de estos elementos, por ejemplo, después de la ducha o antes de acostarse.
Los podólogos recomiendan hidratar diariamente los pies con crema y, una vez a la semana, realizarse una exfoliación (ver Recetas caseras para los pies).
Si los callos están sobre los dedos de los pies puede deberse a la existencia de deformidades del hueso. Si son muy molestos o si están inflamados se sugiere consultar con un profesional de la salud (médico o enfermera).
En general, no es conveniente usar las herramientas para cortar los callos porque pueden causar infecciones, especialmente en el caso de los diabéticos, quienes siempre deben consultar con la enfermera o el médico ante cualquier lesión que presenten en los pies, puesto que son mucho más susceptibles a las infecciones.
Para los talones agrietados, lo mejor es exfoliarlos frecuentemente. Si es demasiado, aplicarles vaselina por las noches.
Ampollas en los pies
Los profesionales de la salud aconsejan consultar siempre en caso de presentar ampollas, aunque sean pequeñas, puesto que todas tienen que ser drenadas y esto debe realizarlo alguien capacitado y con los instrumentos adecuados (esterilizados).
Especial atención hay que tener con los niños, adultos mayores y personas con diabetes o enfermedades vasculares como úlceras, várices, etc., quienes deben consultar ante cualquier alteración que presenten en los pies.
Pies cansados
Ideas para aliviarlos:
– Poner los pies 10 minutos para arriba y luego darles un masaje con una crema suavizante.
– Sumergirlos en agua tibia con sal gruesa por 15 a 20 minutos.
– Mover con la planta de los pies una pelota de tenis o de ping pong, andar en puntillas, hacer rotaciones de tobillo.
– Sumergir los pies en una infusión de manzanilla, menta o toronjil.
– Usar zapatos de la talla correcta, ni muy ajustados ni muy grandes.
– Evitar los zapatos muy altos o puntiagudos.
– Usar zapatos cómodos en la casa.
– Cuidar la alimentación. El exceso de sal causa acumulación de líquidos en los pies. El exceso de azúcar puede causar problemas de diabetes.
– Masajear los pies con aceite de oliva.
– Evitar las calcetas con arrugas o con costuras demasiado gruesas.
– Exfoliar los pies frecuentemente.
Recetas caseras para los pies
Exfoliante con azúcar o sal
Ingredientes:
– 1 taza de azúcar o de sal según su preferencia
– 1 taza de aceite de oliva u otro
– 1 cucharada de jugo de limón
– Si opta por el azúcar, puede añadir 1 cucharada de esencia de vainilla
Aplicación:
Juntar los ingredientes y aplicar la mezcla después de la ducha, ya sea con las manos o con una esponja, poniendo énfasis en las áreas ásperas de los pies y evitando las heridas o zonas irritadas. Masajear unos minutos y luego eliminar con abundante agua. Terminar el tratamiento con crema humectante.
Crema suavizante de mantequilla
Ingredientes:
– 1/2 taza de mantequilla
– 1/2 taza de agua tibia
– 1 cucharadita de aceite de oliva u otro
Aplicación:
Combinar los elementos en un recipiente apto para colocar los pies y sumergirlos en la mezcla por 15 minutos. Deja las cutículas suaves y las uñas brillantes.